Passadiços do Paiva - Portugal

En castellano, Pasadizos del Paiva, son pasarelas de madera de 8.7 km y se encuentran localizadas en el municipio de Arouca, conocido como Geopark. Estos pasadizos fueron inaugurados el 20 de Junio de 2015 y a partir de esta fecha se han convertido en todo un éxito, recibiendo en los dos primeros meses más de 200 mil personas. Por desgracia, un incendio causado en Septiembre de ese mismo año, afectó unos 600 metros del "passadiço" lo que conllevo al cierre provisional de mismo, reabrieron el 15 de Febrero de 2016 con nuevas construcciones. La entrada que anteriormente era gratis, pasó a ser de pago y limitada, 1 euro adquiridas por Internet o 2 euros directamente en taquilla y aceptan un límite de 3.500 personas al día. Pero esto no es todo, ya que ese mismo año en Agosto, los pasadizos volvieron a ser consumidos por las llamas, esta vez destruyendo gran parte del área forestal y del recorrido. La reapertura se volvió a realizar en Abril de este año 2017 y los pasadizos fueron nombrados para los "World Travel Awards".



¿Os gustaría emprender este viaje con nosotros? ¡Pues allá vamos!

La ruta discurre por el margen izquierdo del río Paiva y se puede dar inicio en Areinho o Espiunca. Nosotros comenzamos en Areinho, ya que es el recorrido más "fácil", en las dos zonas hay parking para poder dejar el coche. Lo ideal es ir mínimo en dos coches, dejar uno al comienzo del trayecto y el otro al finalizar, para que al final del transcurso uno pueda hacer de "chófer" y trasladar a las personas. En el caso de que solo vayáis un coche, restan dos alternativas: la primera, volver a hacer el recorrido hacia atrás, es decir hacer de nuevo los 8.7 km, para volver a la zona en donde has dejado el coche (cosa que no recomiendo, a no ser que estés acostumbrado a hacer maratones o te hayas quedado con ganas de ver el paisaje con otra perspectiva) o la segunda, pagar un taxi (coste 15,00 €) para que te lleve al parking. 

Una vez aparcados los coches en Areinho, recorremos unos 500 metros hasta llegar a una pequeña playa fluvial, con bar y WC, donde aprovechamos para prepararnos antes dar inicio a la ruta. Comenzamos pues nuestro camino, bordeado de pinos y eucaliptos, que nos conducen al primer tramo de las pasarelas de madera y un poco más adelante se avista el primer tramo ascendente de escaleras. Antes de llegar al primer escalón, a nuestra derecha, tenemos el precioso "puente de Alvarenga"construído en el siglo XVIII y con cerca de 22 metros de altura que da la bienvenida al río Paiva.




Cogemos aire y empezamos a subir las escaleras contemplando las maravillosas vistas panorámicas que nos ofrece este paisaje, que parecen sacadas de una película. Llegamos a la cima, alcanzando unos 200 metros de altura y avanzamos el camino de tierra hasta que un guarda nos comprueba por fin las entradas del pasadizo. A partir de aquí comienza el punto estrella del recorrido: el descenso. Comenzamos a bajar por las zigzagueantes y vertiginosas escaleras y contemplamos las impresionantes vistas de la "Garganta do Paiva" y la "Cascada de Aguieiras", lo que hace que el corazón se nos acelere aún más, hasta llegar a un punto que no sabemos si la falta de respiración es por el cansancio o por el vértigo que provoca las bellas vistas. Por cierto, ¿Sabéis cuántas escaleras son en total? ¡¡Nada más y nada menos que 600!!







Una vez abajo, seguimos el camino, que ahora es llano, por las pasarelas de madera; en esta zona de la ruta nos encontramos con mucha vegetación y frondosidad, mientras el sonido del río nos acompaña... Llegamos a la "playa fluvial de Vau", que es justamente la mitad del recorrido, ¡4km superados! ¡¡Biiieeen!! 💪 Aquí se puede aprovechar para descansar un poquito, reponer fuerzas con algo de comida y hasta dar un bañito refrescante, de hecho hay cuerdas suspendidas de los árboles para aquellos más atrevidos que quieran darse un buen chapuzón. Además, hay un bar y servicios para que la gente pueda parar antes de continuar. Pero no podemos avanzar sin antes haber caminado por el puente colgante que permite cruzar hacia el otro lado, pero ¡ojo! hay que volver a cruzarlo, ya que de momento, no hay camino por ese lado.







Seguimos con nuestra ruta... ¡Ánimo que solo queda la mitad! Poco a poco la vegetación va disminuyendo por estas zonas y el sol calienta aún más, no hay casi sombras, pero el río sigue estando presente y nos aproximamos a la "Gola do Salto", con un desnivel de casi 4 metros. En esta zona ya no hay casi gente en las pasarelas, lo que vuelve el lugar aún mas tranquilo y sosegado. Más adelante podemos ver una formación rocosa, aquí ya no hay mucha agua y poco a poco vamos llegando a la playa fluvial de Espiunca, donde termina nuestro intenso viaje.




Gola do Salto




Ahora los más atrevidos vuelven a hacer de nuevo la ruta para volver, pero como bien he dicho antes, no lo aconsejo. Cuando llegamos a Espiunca, hay también un bar con unas mesas, en donde aprovechamos para comer y descansar por fin. Para finalizar, nos quedamos en la playa fluvial relajándonos y refrescándonos un poco, antes de embarcar en el viaje de vuelta a casa.

Fin de la ruta

La dificultad de esta ruta es media, de hecho niños menores de 12 años pueden hacer el trayecto sin problema. La duración media es de 2 horas y media, aunque nosotros tardamos unas 3 horas, ya que nos lo tomamos con calma para poder aprovechar al máximo esta experiencia.





Written by: Marisa Teixeira
Photos by: Marco Queirós

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